lunes, 6 de junio de 2011

¿Debemos enseñar a hablar?

Hemos escrito en más de una entrada de este blog que la función tradicional de la escuela ha sido enseñar a leer y a escribir  y también enseñar el  cálculo elemental. En la sociedad actual digitalizada, la capacidad de descifrar mensajes escritos es, con total seguridad, el aprendizaje más valioso que podemos ofrecer a nuestros niños y niñas. Sin embargo, la enseñanza de  la habilidad de la expresión oral ha sido, y posiblemente siga siendo, la gran olvidada en el ámbito de la enseñanza de la lengua.  Ha sido así porque el sentido común nos dice que los niños aprenden a hablar por su cuenta con ayuda de sus familias y en las relaciones con los demás en sus juegos. Así es que la escuela no se ha ocupado, ni se ocupa con seriedad, de esta capacidad porque hablar bien no ha sido una necesidad valorada socialmente hasta hace poco tiempo. Pero algo parece que está cambiando.

Las relaciones en la vida actual exige un nivel de comunicación oral tan alto como de redacción escrita. En relación con este tema, hace unas semanas (el 16/05/2011), el diario EL PAÍS publicó un reportaje que titulaba «Un cero en oratoria» y en él se afirmaba que:
"La mayoría de los españoles -de la quema no se salvan tampoco los adultos- no controla ninguno de los tres tipos de lenguaje: verbal (palabra), gestual o paraverbal (voz). Cuesta hasta levantar la mano para preguntar en clase."
Es posible que los comentarios irónicos que se aplicaban  a los escritos con faltas de ortografía, se apliquen a las personas que no responden a lo que se les pregunta, a las que contestan sin coherencia o aquellas que se pierden en digresiones durante una exposición.



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