jueves, 7 de febrero de 2013

Metamorfosis de la lectura de Román Gubern en Anagrama



La lectura de libros ¿un problema? Desde que apareció el libro de Alberto Manguel, Una historia de la lectura (Alianza Editorial – Fundación Germán Sánchez Ruipérez), se han ido incrementando el número de libros que han puesto su foco de atención sobre el tema de la lectura. Unos han estudiado las operaciones mentales que realizan ese complejo acto intelectivo que es leer. Otros inciden en la lectura como forma de apropiación del conocimiento. Otros, en fin, han puesto el acento en las consecuencias sociales y personales que se siguen de ser o no ser lectores. El hecho de que se hable de un tema suele revelar que ese asunto ha comenzado a ser problemático. En la sociedad actual, leer lo es. El motivo más reciente de que se vea como una actividad a la baja, aunque no necesariamente lo sea, es el cambio de soporte en que nos van a llegar –nos están llegando ya- los textos escritos: el libro electrónico.
Pues bien, esta reflexión del profesor Gubern nace de aquí, de la interpelación de unos industriales que fabrican libros sobre el futuro de su actividad. La base de este trabajo es una conferencia pronunciada en México el 9 de septiembre de 2009 en el congreso «El mundo del libro» ante profesionales del libro. Metamorfosis del lector La interpelación es práctica, no pone en crisis la conveniencia de seguir leyendo. Se puede formular así: ¿Qué será de la lectura cuando los textos no se ofrezcan sobre papel, como hasta ahora, sino en un artilugio electrónico? Para responder a lo que puede suponer este cambio, el autor hace en cuatro capítulos un travelling desde la aparición del homo scriptor hace más de 6000 años hasta el homo google. A lo largo de ese recorrido explica los cambios de soporte en que se han fijado los textos, pero su interés se centra en la relación del lector con ese soporte material. La sustitución de un soporte por otro ha supuesto transformaciones en el lector. Lo más interesante de su aportación está precisamente aquí, en el análisis de cómo la forma en que se ha dispuesto de la letra impresa han originado cambios en los lectores. Por ese motivo, este libro también podría haberse titulado con toda propiedad «metamorfosis del lector». Este texto, breve pero muy intenso y repleto de aportaciones desde diversas ciencias, da razón del trayecto que ha cubierto el Homo sapiens hasta hacer del lenguaje escrito una herramienta fundamental de su existencia. El autor describe los materiales sobre los que se han grabado los textos. Desde los grabados en arcilla, hasta el papiro, el pergamino y el papel hay un largo camino. Y da razón, además, de cómo el cambio de unos soportes a otros más cómodos, más fáciles de almacenar y susceptibles de llegar a más personas se producen en el momento en que se dispone de nuevas materias primas y más avanzados conocimientos técnicos. Cada cambio abre también una discusión, a veces no muy explícita, sobre las consecuencias que tendrá en el lector y sobre el coste que ese cambio tendrá para la especie humana. Ahí queda, por ejemplo, el desdén de Platón hacia la lectura por lo que podía suponer de merma de la facultad humana de la memoria o la resistencia a la lectura en voz baja, al comienzo de la Edad Media, por lo que supondría de encerrarse en la individualidad en detrimento del ser social de la persona. Al analizar cómo evolucionan las formas gráficas, el profesor Gubern pone el énfasis en la evolución del cerebro y de la cultura que esos cambios suponen. Para ello no duda en buscar apoyos en la genética, la biología, la paleoantropología… Desde los primeros atisbos de protolenguaje, afirma el autor, lo que el hombre busca es disponer de mejores herramientas para dar cauce a su necesidad de narrar y de razonar. Para ello busca un lenguaje cada vez más rico. Gubern dejará para otros foros la discusión de si esta genuina capacidad humana de expresarse en palabras es en su origen un sistema de expresión del pensamiento (Chomsky) o más bien es un medio de comunicación social (Vigotski). Resistencia a los cambios Los cambios de tecnología parecen inevitables según aquella inexorable ley que dice que todo lo que es posible acaba por hacerse. Estamos en el umbral de un nuevo cambio. El último –por ahora-, que proviene de disponer de una nueva tecnología para leer. Los textos van a estar disponibles en formato electrónico. Eso no tiene marcha atrás. Irán llegando a las manos de los lectores a medida que esa operación sea económicamente rentable. Ante todo cambio hay una inercia que lo frena. Ahora también se nota. Sin embargo, en este caso, el hecho de que el soporte electrónico responda mejor a la economía sostenible que el de papel no es una razón nimia para que los libros electrónicos sean bien recibidos por un sector creciente de la sociedad. Por otra parte, la pregunta que este cambio plantea no es nueva; es la que se ha surgido siempre que se ha producido una nueva forma de acceso a la palabra escrita. ¿Qué va a pasar con la lectura? ¿Se dejará de leer o se leerá menos, si no tenemos acceso a los textos en papel? ¿En qué afectaría eso a las personas? Muy sensatamente, para huir de posiciones apocalípticas, Gubern nos recuerda que hasta hace muy poco gran parte de la población no tenía acceso a los libros. La democratización real del libro no empieza, prácticamente, hasta 1935 cuando la editorial británica Penguin comienza a editar libros en tapa blanda a bajo precio. Solo después de la Segunda Guerra Mundial este fenómeno se extiende a todo el mundo occidental. Así pues, nos resistimos a que cambie algo que es muy reciente y de ámbito reducido, pero que hemos acabado viendo como ideal. Lo que va a ocurrir con el cambio en cuyo umbral estamos no se sabe. Ante lo que nos viene, el autor recoge la respuesta algo fatalista de Humberto Eco a Jean-Claude Carrière cuando le pregunta sobre este asunto: «la rapidez con que la tecnología se renueva nos obliga a un ritmo insostenible de reorganización continua de nuestras costumbres mentales». La conclusión vendría a ser, según el profesor Gubern, que el cambio de soporte es inevitable, como lo han sido todos los que se han producido en la historia de la escritura. Estamos ante un cambio más que no obliga a “reorganizar nuestras costumbres mentales”. Por otra parte, nada tan nuevo que no se haya vivido ya antes de alguna manera. Por tanto, no hay que recibirlo con injustificada prevención. En los próximos años nuestro acceso al acervo de la cultura impresa tendrá una doble vía, lo que hará variar nuestros hábitos mentales aún no sabemos cómo. Pero ¿y eso qué importa?, viene a afirmar. Se trata, por tanto, de aprovechar las nuevas oportunidades que este cambio supone y evitar las posibles pérdidas. La nueva técnica supone ciertas ventajas que se pueden resumir en dos: el coste material de lo impreso –materias primas e impresión- es menor; y el espacio que se necesita para guardar esos soportes es también menor y, por tanto, menos costoso. El punto más débil del eslabón de transmisión de los textos serán las librerías cuya supervivencia ve muy problemática. A pesar de todo, Román Gubern es un empedernido lector de libros. Como tantos de su edad ha crecido intelectual y sentimentalmente con el libro de papel, lo que le ha creado una dependencia emocional de él. Por eso hace un guiño en defensa del objeto libro: por su utilidad, por ser un objeto sensual que se mira, se toca y se huele, por su fácil manejo, por el cómodo acceso a él en cualquier circunstancia. No es nostalgia ni miedo a perder los libros, es solo recelo a que cambiemos un objeto que está probado que funciona por otro que no sabemos cómo saldrá. Las tecnologías añaden, no restan Es normal cierta resistencia a esos cambios, cierta inercia. Pero hay que ver los cambios como una nueva oportunidad, y no como desastres. Es poco inteligente cerrarse a las nuevas tecnologías. Perseguir la novedad es el hecho más viejo de la historia. Éste ha sido el motor de la actividad humana. Sin innovar los hombres no hubiéramos salido adelante. El tema es cómo servirse de las nuevas tecnologías de forma inteligente. De entrada no hay que entregarse a ellas con armas y bagaje como si todo artilugio nuevo fuera milagroso. A lo que no podemos renunciar es a leer porque sabemos que la lectura ayuda a tener una visión más completa de las cosas, de la sociedad y de nosotros mismos. Cómo vayamos a hacerlo, eso ya no importa tanto. Gubern se apunta a esta salida positiva porque cada uno de los cambios que ha analizado en este ensayo ha supuesto nuevas oportunidades. ¿Es un recurso fácil al optimismo histórico? Tal vez, pero tiene la fundamentación de que ha sido lo que ha ocurrido reiteradamente en la historia. Este cambio, por otra parte, no nos coge de nuevo. Este libro ofrece una perspectiva histórica de otros parecidos. Pero sí debemos repensar cómo afectará el cambio a las nuevas generaciones de lectores y a la transmisión cultural. Como apasionado lector de libros, esa “tecnología del intelecto” que ha permitido tantos avances, el autor hace un llamamiento a no cometer el error de abandonarlos. Pero la batalla de verdad se ha de seguir dando en defensa de la lectura, en la tecnología que sea. Leer es indispensable para el crecimiento personal y social, y nos permite compartir los pensamientos de las mentes más lúcidas del pasado y del presente. . Nuevos modelos de comportamiento Las nuevas tecnologías se irán imponiendo en determinados sectores: textos técnicos, enciclopedias… y eso irá propiciando otras rutinas culturales. La informática pertenece a las llamadas «tecnologías de la mente». Su atributo más novedoso y sobresaliente es que permite a sus usuarios interactuar, incluso sobre el funcionamiento o el programa que la gobierna. Esto favorece la autonomía y la personalización de los usuarios, lo que supone un notable avance, una oportunidad. En resumen, según Gubern, el libro en papel y el libro electrónico coexistirán. Dependerá de los contenidos que sea más útil un soporte u otro. Está muy bien que esta reflexión sobre la metamorfosis de la lectura provenga de un catedrático de Comunicación Audiovisual, uno de los analistas e historiadores más fiables y agudos de los medios de comunicación. Metamorfosis de la lectura Román Gubern Ed. Anagrama

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